Contador gratis

domingo, 12 de mayo de 2013

RELATO CORTO: LA HUIDA DE JUAN

Aquella podría ser su única oportunidad. Con una rodilla en el suelo, se levantó. Se limpió la camiseta y los pantalones como pudo. Oteó el horizonte, y vio que el pasillo estaba, de momento, despejado.

Todavía goteaba vino de las estanterías. Las señoras, contemplaban atónitas tal masacre. En unos segundos, aquello iba a estar atestado de gente. Ya se acercaban las primeras personas a contemplar qué había ocurrido.

Juan no se lo pensó dos veces. Gritó tan alto como pudo "Irse al carajoooooo", mientras echó a correr.

Esquivó a un par de personas y se encontró de frente con su jefe de sección. Estaba cerca de la sección de congelados. Cogió varios paquetes de croquetas y se los tiró, mientras cambió de pasillo. Seguía corriendo, esquivó un carrito de los de la compra del mes, y se plantó cerca de las cajas.

Sin saludar a las cajeras, saltó por encima del torno de entrada. El segurata había sido alertado y estaba cubriendo la puerta principal, en posición desafiante, sujetando un arma parecida a un palo. Juan no lo tuvo claro. Cogió una cesta roja de la compra, se la puso en la cabeza, y corrió hacia delante sin sentido, cogiendo impulso, lejos de la puerta y del segurata.

Juan saltó de cabeza contra el cristal del establecimiento, con la cesta de parapeto, y pegó un hostión que abrió el cristal sin romperlo. En ese momento, cayó fulminado al suelo, empezando a sangrar un poco por la cabeza.

Media hora más tarde, y después de haber sido atendido por un médico, antes de que la policía hiciese acto de presencia ante tan disparatados hechos, el director del supermercado y su jefe de sección le interrogaron, sobre qué motivos le llevaron a hacer tal acto tan estrambótico.

Director: "Juan, ¿estás loco o qué te pasa? Te podrías haber matado, podías haber herido a alguien... Has montado un buen escándalo. Muy buena explicación tienes que darme para que mañana no estés de patitas en la calle. Vamos a salir en los periódicos de medio país mañana, y no precisamente por nuestras magníficas ofertas. Explícate, chaval."

Jefe S.: "Eso es. Me has lanzado dos o tres paquetes de croquetas congeladas. Los clientes tienen que haber flipado. Un empleado se vuelve loco y ataca a su propio jefe... ¡lanzándole croquetas! Deberías de estar ya en la comisaría y no aquí..."

Juan: "En primer lugar pediros disculpas..." Se quedó callado unos 10 segundos.

Director: "¿Y....?"

Juan: "Ayer fui a misa con mis padres. Hacía años que no iba. Ni recuerdo cuál fue la última vez..."

Jefe S.: "Continúa y no te andes por las ramas".

Juan: "El cura dijo que el vino era la sangre de Cristo. Ayer me bebí una botella por la noche, y hoy no me encontraba muy bien, no coordinaba. Estaba poniendo el palet de vinos, y de repente perdí el control. Se me cayeron al menos cuatro cajas llena de botellas. Todas rotas. El suelo rojo. Me asusté. Había derramado muchos litros de la sangre de Cristo. Me entró miedo y me enajené".

Director: "Es que esto no es normal. ¿Quién contrató a este chico? ¿Tú tomas drogas habitualmente o qué?"

Juan: "Desde luego. Todo lo perecedero no tiene porque serlo, todo tiene una caducidad implícita, existencialmente estamos condenados a vagar por una vida en la que estamos de paso. Me lo contó un tenderete cuando era joven".